El Pandero
En un lugar llamado EL PANDERO es donde se desarrolla esta bella historia cargada de sacrifico, esfuerzo y sentimiento que ha dado como resultado el orgulloso nacimiento de Camping La Campiña.

El origen de El pandero se debió a la situación estratégica de la finca, rodeada de haciendas que necesitaban jornaleros para llevar a cabo su actividad. Y al borde de una vía que facilitaba los desplazamientos y accesos a los distintos Cortijos.
A la palabra el pandero se le atribuyen 2 significados: Uno da nombre al utensilio que diariamente servía para contener el pan y el otro se refiere al instrumento que amenizaba los momentos de fiesta de la región.
El pandero fue una comunidad de vecinos jornaleros del campo, cuyo trabajo dependía de la voluntad de terratenientes o como popularmente se les llama en Andalucía “Señoritos”.
La preocupación diaria de estos trabajadores, era la subsistencia en unos tiempos en los que el hambre , era una realidad . No había mucho que comer y Sí mucho que trabajar para ganarse la confianza de los Señoritos, de los que obtener un salario irrisorio, pan duro o restos de su mesa.
Como ejemplo de las viviendas populares, aquí en el Pandero se conserva una choza de la época.
Entre estas cuatro paredes se puede apreciar la construcción de aquellos tiempos y experimentar las sensaciones y penurias que José Adrian Márquez Ortega y su esposa Dolores Gómez sufrieron hasta conseguir crear un humilde hogar para resguardar a sus hijos del frio y la miseria.
Con el tiempo, tres de sus hijos (Juan, Rafael y Josefa) levantaron sus chozas junto a sus padres, conservándose únicamente en pie la que perteneció a Juan Márquez Gómez.
Los Fundadores
Hacia mitad del siglo XX, comenzó la inmigración de jornaleros del campo hacia las ciudades donde había industria y por consiguiente más oportunidades de empleo.
Estos terrenos quedaron desiertos y es en este momento cuando aparecen Los Fundadores del actual CAMPING LA CAMPIÑA (Matilde y Enrique).
Llegados de la capital de España (Madrid). Al contrario que la gente del campo, Enrique y Matilde decidieron dejar la gran ciudad y empezar una actividad desconocida para las gentes del lugar.
Recuperando el valor de una campiña Cordobesa abandonada por necesidad, arriesgando su capital para fundar una empresa turística, sector en el que se formaron sus hijos Enrique y Matilde.
En la actualidad su hija Matilde continúa orgullosa el relevo, intentando con su trabajo diario transmitir las costumbres y tradiciones de sus mayores.
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